domingo, 13 de diciembre de 2009

A primera vista.

Hoy tengo ganas de escribir, como acostumbro, de los sentimientos pero sobre algo nuevo... Bueno en realidad es viejo, pero para ustedes va a ser una novedad, salvo para una persona que puede llegar a leer esto. Quiero contarles sobre ella...

Era una tarde de verano de 1998 de esas en las que el sol parece estrujar la garganta, los pulmones respiran lento y las piernas parecen hincharse; me imagino debe ser similar a jugar en La Paz al fútbol, aunque en realidad no debe ser tan parecido. Había decidido a pesar del día, ir al centro a hacer unas compras porque quedaban pocos días para viajar a Bariloche con mis compañeros de secundaria de viaje de egresados.

Luego de varias cuadras esquivando tanto como era posible el contacto directo con el sol, buscando refugiarme bajo los toldos de las comercios, entrando a galerias cerradas, me detuve frente a una vidriera sin saber bien porque. Son esas situaciones en las que uno simplemente actúa, sin razones, sólo sigue el instinto y permanece...

Parecía no haber nada para mi allí, miré cada rincón por unos segundos hasta que justo antes de seguir mi camino, alcé la vista y la vi por primera vez. Por un segundo me quedé sin aire y ya no era sólo por efecto del calor reinante. Quizás era justo lo que necesitaba o tal vez era solo una locura.

De vez en cuando pasan estas cosas. Uno ve a alguien o algo que te llama la atención, un flash que te sorprende. Con el tiempo se aprende que la fantasía de poseer eso que no te pertenece, es algo sensiblemente normal, que es sólo el flash de una foto y la vida se asemeja más a un video en continuo movimiento. Asi casi mecánicamente seguimos con nuestras vidas. Es como cuando uno es chico y se antoja de todo juguete que se le cruza por la vista dando lugar a la tortura por un par de horas a nuestros padres, rogándoles por tal o cual cosa.

Todo pasó muy rápido, me resigné a no saber más de ella, creer que no estaba a mi alcance y continue. Las cuadras pasaron bajo mis pies pero no me podía olvidar de aquel instante, estaba sensiblemente exaltado pero traté de controlarme. Esa sensación de deseo estaba sobrepasando la delgada línea de la obsesión. Quise buscar otras cosas que me distrajeran para poder olvidarla pero me resultaba imposible, a cada segundo se tornaba más y más dificil sacármela de la cabeza.

Pensé en volver a aquella vidriera pero ¿para qué?; además era probable que ya no estuviera alli. La busqué en otros rostros, en otros comercios y me di cuenta que era única. Probablemente estaba fuera de mi alcance, pero tendría que haber hallado la manera en su momento.

Ya cabizbajo emprendí el retorno a casa. Sentía que había dejado pasar una oportunidad probablemente irremplazable en mucho tiempo y nunca sería lo mismo, porque después de todo uno nunca reemplaza a las personas o a ciertas cosas, los recuerdos conviven con uno para siempre... más, o menos nítidos pero están alli. ¿Nunca tuvieron por ej. una remera o un pantalón que amaban y lo usaron hasta que estaba totalmente desgastado y aún así les daba pena tirarlo?

Después de todo fue una coincidencia agradable. Iba a pasar por el mismo local ya que quedaba de paso, pero las esperanzas eran ínfimas. Unos metros antes del lugar mi corazón empezó a latir un poco más fuerte y la esperanza resurgió levemente. A paso tranquilo giré mi cabeza hacia la vidriera... Allí estaba, creo que en el mismo lugar que cuando me fui y la dejé en mi cobardía por creer que no era para mi.

Podríamos decir que era morocha, delicada, sutil, de curvas pronunciadas pero de estructura pequeña y tenía ese resplandor único como el de las sonrisas en las publicidades de pasta de dientes, donde al mostrar el actor la boca, hay un pequeño destello de luz. Metí las manos a mis bolsillos y entré con todo el amor propio que me quedaba.

Lo que pasó alli dentro no es de importancia pero el resultado fue que salí de alli con una sonrisa de oreja a oreja, sin nada en mis bolsillos y desde aquel día fuimos inseparables. Bueno es verdad que en dos oportunidades nos alejamos por un tiempo. La primera solo fueron unos cuantos minutos a la vera de una cascada en el mismo Bariloche días después, y hace menos de un mes la extravié por un par de días pero cuando algo tiene que ser, parece que no hay barreras. Siempre volvi a ella y ella a mi.








Les dejo una foto:



PD: ya se que son anteojos de sol, no se que habrán pensado uds. Los trato de ella porque tiene un sobrenombre femenino, pero esa es otra historia ;)

4 comentarios:

  1. Rompo el hielo a ver si alguien se anima a comentar...

    Este es el primer post jocoso del blog, para atrás van a encontrar otras cosas más serias. Slds!

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  2. Gracias por pasar Martin. Un abrazo.

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  3. Jejeje, lei la historia y dije wowwwww, pero l final .. channnnn, no era lo que pensaba jejeje, te felicito, cuida tus gafas Muak

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Gracias por tu comentario. Slds!