Hace no más de un año solo pensaba en un futuro no muy lejano, en tiempos de firmeza y crecimiento, en madurar y finalizar etapas para comenzar otras...
Y de repente, todo se dio vuelta...
La vida vagabundea por los rincones, tratando de hacer de ella misma su verdadero destino... pero es alli cuando lo imprevisible sucede y giras como un torbellino. Al principio todo es llanto y desesperación, no logras comprender en medio de tanta confusión y solo queda dejar al tiempo cumplir su cometido...
En medio de todo ese caos hubo un rayo de luz, de magnífica intensidad que me mostró el camino, me dio su calor, hasta parecía me hablaba al oido... Y uno que está débil, se aferra a todo lo que aparece. Debe ser similar a un naufragio donde el horizonte es solo agua y uno busca un pequeño trozo de lo que sea para poder flotar, sin siquiera saber cuanto podrá sobrevivir asi; pero en esos momentos es solo el instinto el que te lleva, no hay razones valederas.
Y de repente, todo se dio vuelta...
Ese rayo de luz, se convirtió en sol, en luna, en mar y estrellas. Te dejas llevar por tus sentidos y vuelas alto, tan alto que el mar solo parece una gota, tan alto que los problemas no se sienten más y queda el lugar a una sonrisa cuasi inconsciente que atrapa...
Entumecido de tanta alegría, mis alas dejaron de responder y tuve que aprender a planear por debajo de las nubes, donde ese gran sol que me abrigaba se ocultó, dejándome solo verlo en pequeñas cuotas de luz e intriga...
Para ese entonces uno ya aprende a respetar a la brisa y trata de aprovecharla para no caer al mar nuevamente...
Y es así que llegó un fuerte viento del noroeste y me devolvió la esperanza... el creer que todo se puede, la sonrisa de cada mañana y el deseo por despertar pronto cada noche al cerrar los ojos... La locura alegre de buscar cada momento, de vivir al máximo y enfrentar hasta la peor noticia con los brazos abiertos.
Pero como ustedes ya saben... todo se da vuelta y uno deja de creer de a poco, deja de pensar que el eterno sol sea verdad para adormecerse lentamente en una lluvia salada... para hibernar, hasta que el próximo sol o viento, golpee mis sentidos avisándome que una nueva primavera ha llegado y felizmente despertaré esperando que esta vez pueda lograr que no hayan más vueltas...


14/09/2009 - M. A. Laplagne